Los altavoces inteligentes están de moda. Estos aparatos con los que podemos “hablar” para pedirles que nos digan el tiempo que va a hacer hoy, que nos pongan nuestra música favorita o que nos cuenten un chiste se han convertido en el gadget que no puede faltar en una casa moderna. Sin embargo, las implicaciones en materia de privacidad de estos aparatos son enormes.
Un reciente reportaje de Bloomberg destapó la práctica de Amazon de grabar y enviar a sus trabajadores conversaciones recogidas por sus dispositivos Echo. Según el gigante del comercio electrónico, estas conversaciones están anonimizadas de modo que no se pueda saber a quién corresponden y sólo se usan con motivos de mejora del servicio.
Sin embargo, no está claro que este método de anonimización sea infalible. Una conversación puede contener datos personales identificables, datos bancarios, información de carácter íntimo relativa a la sexualidad o la ideología. Todo esto puede acabar en manos de empleados de Amazon.
Además, Amazon no advierte explícitamente en su política de privacidad de que las conversaciones serán escuchadas por personas sino que se limita a decir que:
“En función de cómo uses Alexa, también podemos recabar otro tipo de información y utilizarla para mejorar nuestros servicios y tu experiencia de usuario.”
Hace unos pocos meses se dio un caso muy ilustrativo sobre los riesgos de estos aparatos en Alemania. Un ciudadano alemán decidió ejercer su derecho de acceso y solicitó a Amazon que le enviase todos los datos personales que la compañía tiene sobre él. Amazon le remitió más de 1,700 grabaciones de un Amazon Echo, un aparato que no posee, correspondientes a otro usuario.
Otro riesgo de estos aparatos es que están siempre en modo escucha, esperando recibir el comando de voz que sirve como señal para activarse (“OK Google” para el Google Home o “Alexa” para el Amazon Echo, por citar los dos más populares del mercado). Tanto Google como Amazon niegan que los aparatos registren las conversaciones que tienen lugar cuando el aparato no está activado. Pero, en cualquier caso, esas conversaciones se están monitorizando a la espera de recibir el comando.
Pero, quizá lo más preocupante es que la misma tecnología que se usa en los altavoces inteligentes, se usa también nuestros teléfonos inteligentes. Tanto nuestros iPhone como nuestros Android están a la escucha para recibir el comando que active los asistentes virtuales. ¿Dónde van a parar las grabaciones?
La voz tiene sin duda un gran futuro como método de interacción con nuestros aparatos. Es responsabilidad de las grandes plataformas tecnológicas informar con toda la transparencia que exige la ley, sobre cómo se usan nuestros datos personales que, recordemos, están recogidos en un lugar tan privado como nuestro propio hogar.