El pasaporte sanitario o pasaporte de inmunidad es un documento en el que se recoge el estado de salud de una persona y las patologías que ha sufrido en el pasado. China y Corea del Sur han empezado a utilizarlo para identificar a las personas que ya han sufrido el coronavirus y que, en teoría, están inmunizadas al menos temporalmente.

El pasaporte sanitario es una de las medidas que se están planteando para poder iniciar la desescalada progresiva del confinamiento. Algunas empresas contemplan realizar pruebas a sus empleados para detectar si han pasado el Covid-18, en cuyo caso serían autorizados a volver al trabajo.

El pasaporte sanitario presenta una seria amenaza a la privacidad y los derechos de las personas. Principalmente porque presenta una discriminación basada en datos de salud, algo muy difícil de justificar desde el punto de vista legal incluso en una situación de excepción como la actual.

El sistema presenta otros problemas importantes. Por un lado, el grado de inmunización de las personas ya infectadas es desconocido por el momento y por tanto no hay datos fiables que justifiquen la seguridad de esta medida. Por otro lado, las pruebas serológicas necesarias para detectar quién ha pasado la enfermedad se están revelando también como poco fiables. De este modo podríamos tener una situación en la que gente que no ha pasado la enfermedad reciba el permiso de retornar al trabajo.

Otro problema es que esta medida puede incentivar a ciertos colectivos de bajo riesgo como los jóvenes a contraer el virus para poder volver al trabajo. Algo que podría llevar a un repunte de las infecciones. Aunque el riesgo es menor en jóvenes, sigue siendo muy significativo.

A falta de una vacuna o de un tratamiento efectivo, las medidas de distanciamiento social y confinamiento selectivo son, por el momento, las que más garantías ofrecen de poder permitir una vuelta progresiva a la normalidad sin menoscabar dramáticamente los derechos de los ciudadanos. El confinamiento selectivo para personas que hayan dado positivo y sus contactos podrá llevarse a cabo si el uso de aplicaciones de seguimiento de contactos se generaliza. Como hemos comentado en los artículos de esta semana, estas aplicaciones sí pueden ser una buena opción que combine efectividad y protección del derecho a la privacidad.