La cuestión sobre si los individuos pueden o no reclamar compensación por el mal uso de sus datos personales va a vivir un momento decisivo en los tribunales del Reino Unido en el marco del caso Lloyd contra Google según informa el portal Lexology. La amenaza de multas millonarias resulta preocupante para las empresas desde la entrada en vigor del Reglamento General de Protección de Datos. Sin embargo, hasta el momento, las empresas e instituciones sólo han tenido que temer a las autoridades de protección de datos. Esto podría cambiar, si el Tribunal Supremo falla a favor del demandante en este caso, no serán sólo los reguladores los que tendrán el poder de castigar financieramente a las empresas. 

El caso Lloyd contra Google 

El señor Lloyd denunció a Google ante los tribunales ordinarios británicos en representación de 4,4 millones de usuarios de Google argumentando que había “perdido el control sobre sus datos”. La denuncia detallaba la práctica de Google que consistía en instalar cookies ocultas que recababan información del usuario sin su consentimiento con el propósito de sacar un provecho económico con estos datos. 

La ley británica previa al RGPD estipulaba que, para llevar a cabo una denuncia por daños, era necesario para el demandante probar que había sufrido un daño económico como consecuencia del hecho denunciado, en este caso el mal uso de sus datos. También se podía alegar haber sufrido daños psicológicos. 

El tribunal también exigía al demandante poder probar que todos los individuos a los que decía representar habían sufrido el mismo grado de perjuicio económico o daño psicológico. Esto suponía un gran desafío para la acusación. 

Para sortear este problema, el señor Lloyd se apoyó en dos casos previos en los que se pidió compensación al haber “perdido el control” dado que le resultaba fácil probar que los 4,4 millones de usuarios habían perdido el control sobre sus datos cuando fueron usados por Google sin su consentimiento. El Tribunal, sin embargo, no consideró este argumento y desestimó la reclamación. 

La acusación no se dio por vencida y recurrió la sentencia. El Tribunal de Apelación británico dio la razón a Lloyd y decretó que la pérdida de control sobre los datos es un daño por el que se puede exigir una reparación. Su razonamiento es que si Google usó esos datos para lucrarse, eso significa que esos datos tienen un valor económico y que deben tratarse como una propiedad. Por tanto, la pérdida de esa propiedad por parte de los demandantes les ha supuesto un perjuicio económico. Como esos datos tienen un valor económico, los demandantes pueden exigir, además, una compensación económica. 

Los próximos pasos 

El desenlace de este caso puede acarrear importantes consecuencias para empresas como Google cuyo negocio principal son los datos y cuyas prácticas no siempre son claras. Además, sirve como recordatorio de que la falta de transparencia de estas corporaciones puede acabar siendo un gran problema a medida que se planteen más casos como este ante los tribunales. 

En caso de un fallo favorable a la acusación, se abrirían de par en par las puertas a demandas colectivas de consumidores que podrían suponer multas millonarias para las empresas que no cumplan con la ley en su manejo de los datos personales.