La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha abierto interrogantes en muchos campos y sobre todo en aquellos, como es el caso de la protección de datos personales, que tienen que ver con la cooperación internacional.
El Escudo de Privacidad, el nuevo marco legal que regula las transferencias de datos entre la Unión Europea y los Estados Unidos, fue adoptado por la Comisión Europea el pasado 12 de julio y está por ver si la nueva administración americana seguirá prestando la colaboración necesaria para el funcionamiento de este acuerdo bilateral.
A este respecto, un representante del Departamento de Comercio de Estados Unidos declaró esta pasada semana en una conferencia sobre protección de datos celebrada en Bruselas:
“Tenemos la expectativa de que la nueva administración llegará y seguirá adelante con lo que se ha hecho”. Según esta misma fuente citada por el canal de noticias Bloomberg, cualquier movimiento encaminado a la rotura de los compromisos adquiridos entre la UE y Estados Unidos iría acompañado de una “tremenda presión” por parte de la industria.
Los gigantes de la tecnología están localizados en su mayoría en Estados Unidos. Empresas como Google, Facebook, Microsoft o Apple dependen de la transmisión de ingentes cantidades de datos personales entre ambos lados del atlántico para poder llevar a cabo sus operaciones. La incertidumbre que produciría el descarrilamiento del nuevo marco legislativo sería muy perjudicial para la pujante industria digital norteamericana.
Desde el punto de vista de la UE la principal preocupación es conseguir la garantía de que los datos personales de los ciudadanos europeos recibirán un trato adecuado en Estados Unidos. El nuevo escenario, con Trump en la presidencia, podría potencialmente erosionar la confianza entre ambas potencias, ya muy desgastada después de las revelaciones del caso Snowden en las que se comprobó la existencia de un espionaje masivo por parte de agencias gubernamentales norteamericanas.