Con motivo del Día de la Protección de Datos que se celebró el pasado 28 de enero, el Comité Consultivo de la Convención para la Protección de Individuos en relación con el Procesamiento de Datos Personales, también conocida como Convención 108, ha publicado un documento de Directrices sobre Inteligencia Artificial y Protección de Datos.

Estas directrices se dividen en directrices generales, directrices para desarrolladores, fabricantes y proveedores de servicios y directrices para autoridades y legisladores.

Los datos son la fuente de la que emana la Inteligencia Artificial, una disciplina que necesita de cantidades ingentes de información para entrenar y perfeccionar sus aplicaciones. Esto pone a los países con mayor nivel de protección sobre datos personales en una situación de desventaja frente a aquellos con una ley más laxa.

Estas nuevas directrices de la Convención 108 tienen el objetivo de abordar esta problemática clarificando a empresas y profesionales las reglas que tienen que cumplir de modo que puedan llevar a cabo sus actividades con garantías de que no están quebrantando la ley.

La Inteligencia Artificial está llamada a ser la próxima gran revolución tecnológica y diversos gobiernos, especialmente el francés, han manifestado su voluntad de invertir grandes cantidades de recursos con el objetivo de convertirse en potencias en este campo.

¿Qué dices las directrices sobre Inteligencia Artificial y Protección de Datos?

La Convención 108 destaca especialmente que se debe tener en cuenta la protección de datos en el proceso de desarrollo de aplicaciones de Inteligencia Artificial y subrayan que, dado el posible carácter dañino de estas aplicaciones, estas deben respetar no sólo los derechos humanos sino también el funcionamiento de las democracias y los valores éticos sociales.

Los desarrolladores de aplicaciones de Inteligencia Artificial se deben regir por los siguientes principios: legalidad, justicia, especificidad del propósito, proporcionalidad de datos procesados, privacidad por diseño y por defecto, responsabilidad y demostración de cumplimiento, transparencia, seguridad de datos y gestión de riesgos.

Las directrices incluyen importantes salvaguardas como, por ejemplo, que se evite la introducción de posibles sesgos discriminatorios que puedan tener un impacto adverso en los individuos y en sus derechos fundamentales. Además, las personas deberán ser informadas de que están interactuando con una aplicación de Inteligencia Artificial.

Las directrices, por último, aconseja que se inviertan recursos para educar a la sociedad sobre este tipo de tecnología y sus efectos. También se aconseja a los profesionales que reciban formación sobre los posibles efectos adversos de la Inteligencia Artificial en la sociedad.