El derecho a la portabilidad, una de las novedades del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), implica que se facilite a los interesados que puedan disponer de los datos proporcionados a un responsable en un formato estructurado y de “uso común”.
Y es precisamente esta pequeña salvedad, “formato de uso común”, la que ha llevado a los gigantes de Internet -Google, Facebook, Microsoft y Twitter- a lanzar un proyecto para conseguir un sistema de código abierto que permita a sus usuarios compartir toda su información en un formato que permita la lectura desde cualquiera plataforma.
Ojo, este proyecto no está encaminado a facilitar los intercambios de datos personales entre plataformas, sino a que los usuarios podamos transferirlos sin tener que realizar cambios de formato. Por ejemplo, en el caso de que quisiésemos cerrar nuestro perfil de Facebook, tendríamos una opción dentro de la propia interfaz de la red social para pasarlos a otro servicio como, por ejemplo, Google Plus. Hoy en día, hacer algo así es imposible porque cada red social usa un tipo de archivo distinto para almacenar los datos que sus usuarios se pueden descargar.
El proyecto conjunto recibe el nombre de The Data Transfer Project (DTP) y tiene como objetivo según Damien Kieran, DPO de Twitter el “permitir a la gente mover libremente información a través de la red”.
El DTP todavía está en desarrollo y no está disponible para el gran público, aunque existen versiones de prueba a disposición de quien quiera ver de qué se trata. El objetivo final es que este nuevo protocolo sea adoptado por otras empresas hasta convertirse en un estándar que permite a los usuarios probar distintos servicios sin tener que empezar de cero cada vez que abren una nueva cuenta.
Un servicio como YouTube, por ejemplo, almacena datos sobre nuestros gustos musicales que con este sistema podríamos compartir con Spotify para que nos sugiera música. Otro ejemplo de la utilidad de este nuevo protocolo serían las aplicaciones de fitness ya que éstas se benefician de disponer de un histórico de rendimiento físico que hasta ahora no se ha podido compartir entre distintos servicios. La clave estará en hacer fácil el cambio de servicio para los usuarios.
El DTP busca facilitar al máximo la portabilidad de datos y, en caso de que se logre implementar, podría convertirse en un antes y un después para la economía digital porque permitiría la migración de datos de un servicio a otro con tan solo unos pocos clics. Esto supondría un gran cambio ya que, actualmente, los cambios de servicio implican descargar los datos de una plataforma, cambiar su formato y subirlos a la otra. En caso de que consiga establecerse como un estándar reconocido, podría estimular la competencia entre las empresas de Internet sustituyendo la tendencia imperante de crear redes cerradas que desincentivan el cambio.
¿Estamos ante una tecnología histórica? ¿Logrará el DTP convertirse en un estándar reconocido? Habrá que verlo, pero por el momento es una iniciativa muy prometedora que habrá que seguir de cerca.