Los directivos de las empresas podrían empezar a tener una responsabilidad personal en los casos de protección de datos. Esto es lo que se deduce de una reciente sentencia de la Corte Regional de la ciudad alemana de Dresde que consideró personalmente responsable al CEO de una brecha de seguridad de una empresa.
El caso parte de un caso en el que un CEO contrata a un detective privado para investigar posibles hechos delictivos cometidos por una persona -el demandante- que había solicitado colaborar con la empresa. El detective descubrió que esta persona había estado involucrada en hechos delictivos y, a consecuencia de ello, se rechazó la colaboración.
El tribunal ha sentenciado que la contratación del detective constituye una violación de las leyes de protección de datos y ha ordenado el pago de €5,000 al demandante por los daños no materiales causados. Le tribunal alemán advierte en su sentencia que las violaciones de la protección de datos no son hechos triviales y que debe haber un umbral tras el cual se considere la compensación económica para los afectados.
La necesidad de considerar las compensaciones económicas se fundamenta en el artículo 82 del Reglamento General de Protección de Datos que establece que:
“Toda persona que haya sufrido daños y perjuicios materiales o inmateriales como consecuencia de una infracción del presente Reglamento tendrá derecho a recibir del responsable o el encargado del tratamiento una indemnización por los daños y perjuicios sufridos.”
La mayor implicación de esta sentencia es la consideración del CEO como responsable de tratamiento diferenciándolo de un empleado que esté simplemente siguiendo órdenes. El directivo es el que da las órdenes y por lo tanto su responsabilidad es personal.
El riesgo de una sanción económica personal se traslada por tanto a los consejos de administración de las empresas que ven cómo sus decisiones, en caso de derivar en violaciones de la ley de protección de datos, no estarían amparadas por el paraguas corporativo. Las responsabilidades podrían venir no sólo de malas decisiones sino también de falta de supervisión.
Se abre por tanto una vía de sanción que podría tener importantes repercusiones en el mundo empresarial.