En primer lugar, debemos comenzar este artículo definiendo que supone en la actualidad el “Uso de las nuevas tecnologías de la información” en nuestra sociedad, y el consecuente cambio en los usos y costumbres sociales, provocado por el voraz desarrollo de las  tecnologías de la información.

El mencionado cambio social en el comportamiento de cada individuo por el  uso de las nuevas tecnologías, supone entre otros ejemplos; que a día de hoy una persona no necesite moverse de casa para pedir presupuesto y organizar su próximo viaje al extranjero o por ejemplo la facilidad e inmediatez a la hora de comunicarse con otra persona aunque se encuentre en la otra punta del mundo.

Lo anterior supone un avance muy valioso, importante y peligroso, puesto que por un lado, se nos proporciona una herramienta muy útil, conocida por todos como “Internet” y, que nos permite realizar múltiples acciones  en diversos ámbitos de nuestra vida, únicamente pensando, tecleando y cliqueando.

Pero por otro lado, como en esta vida “nada es gratis”, el precio a pagar por tanta comodidad, es cuanto menos “ALTO”, y digo “ALTO”, puesto que cuando estamos buscando ese vuelo y reservando el hotel donde vamos a pasar nuestras merecidas vacaciones, también estamos registrando y almacenando dichas operaciones tanto en  nuestro dispositivo informático, como en múltiples dispositivos ajenos a  nosotros y fuera de nuestro ámbito de control.

Todo lo anterior supone que, cuando realizamos una acción de cualquier tipo a través de nuestro PC, tableta  o Smartphone, estamos dejando un rastro que probablemente será utilizado  para confeccionar un perfil de nuestro comportamiento, nuestros gustos y nuestras preferencias. Pero no nos olvidemos que al mismo tiempo también estamos cediendo parte de la esfera de nuestra intimidad y privacidad compuesta de gustos, convicciones, opiniones y creencias del ser humano.

Y esto conlleva entre otras posibles y  múltiples consecuencias, que las empresas inviertan recursos  para  conocer nuestros gustos y preferencias, obteniendo información muy valiosa que a la postre será utilizada para seguir alimentando nuestra “hambre consumista” y seguir potenciando la sociedad de la “sobreinformación” en la que actualmente vivimos.

¿A quien no le ha ocurrido alguna vez? que tras una búsqueda o compra por Internet sobre algún producto, recibamos publicidad indiscriminada al respecto en las sucesivas navegaciones, aunque nada tenga que ver con la anterior.

Por tanto, el uso equilibrado o abusivo que realicemos de la tecnología, va a condicionar los datos que sobre nosotros existan en la “red”. Siendo nuestro  comportamiento tecnológico vital  para preservar nuestro Derecho a la Intimidad  Personal, puesto que  en la actualidad la Justicia y los Poderes que la articulan,  son demasiado lentos y arcaicos para combatir la rapidez de propagación y el dinamismo con el que las ingobernables  tecnologías del Siglo XXI actúan  sobre el ser humano.