WhatsApp y otras soluciones de mensajería instantánea como Telegram están siendo usadas cada vez más como herramientas de comunicación comercial y las farmacias no son una excepción a este fenómeno. Pedir medicamentos, organizar una entrega, realizar consultas… la lista de situaciones para las que los farmacéuticos y sus clientes están comunicándose por WhatsApp es amplia.
La adopción de este tipo de servicio se debe a sus indudables ventajas como herramienta de comunicación y en muchos casos ha ayudado a agilizar los intercambios de mensajes entre farmacia y cliente y a aumentar la productividad. WhatsApp es una herramienta construída con el objetivo de facilitar la comunicación y que ha alcanzado una gran implantación. Sin embargo, desde el punto de vista legal y en especial de la legislación en materia de protección de datos, WhatsApp plantea importantes lagunas que podrían dar lugar a serios problemas en el futuro para aquellos que lo usen para transmitir datos personales.
El principal problema es que WhatsApp no proporciona garantías en el tratamiento de los datos. Cada vez que alguien envía un nombre, un DNI, el nombre de un medicamento, de una patología, en definitiva, datos de carácter personal especialmente sensibles, éstos acaban almacenados en un centro de datos de Estados Unidos cuyo nivel de seguridad plantea cuando menos interrogantes ¿quién puede acceder a estos datos? ¿cumple WhatsApp con el acuerdo de Escudo de Privacidad de la UE? (por ahora no hay noticias sobre esto).
WhatsApp siempre ha subrayado su fuerte compromiso con la protección de la privacidad. Sin embargo, este pasado agosto se anunció un acuerdo entre WhatsApp y su matriz Facebook que pone este compromiso en entredicho. WhatsApp va a relajar sus políticas de privacidad y compartirá datos con Facebook.
La gravedad de esta noticia viene del hecho de que sienta el precedente de que los compromisos de WhatsApp con la privacidad no son inamovibles. Cuando la compañía fue adquirida por Facebook, la app de mensajería pasó de un modelo de pago de 1 Euro por año a ser totalmente gratuita en un intento de aumentar su base de usuarios. La vieja máxima del marketing digital dice que si tú no pagas, lo más probable es que tú, en este caso tus datos, sean el producto. Si esos datos incluyen información personal relativa a la salud, esto es especialmente grave.
Esta falta de garantías hace que el uso de WhatsApp para las comunicaciones entre despachos farmacéuticos y clientes no sea aconsejable. La falta de transparencia, la volatilidad de las promesas de privacidad y la falta de adhesión a tratados internacionales de transmisión de datos más allá de nuestras fronteras hacen que el potencial para futuros problemas legales sea demasiado grande. Los riesgos pesan más que las ventajas.