La navidad ha terminado y, como todos los años, millones de hogares le han dado la bienvenida a una nueva remesa de juguetes. La novedad, sin embargo, es que muchos de estos juguetes son ahora interactivos y, por lo tanto, vienen provistos de conexión a Internet, cámaras y micrófonos. El Internet de los Juguetes ha llegado a las casas y los padres deben asegurarse de que los datos de sus hijos estén bien protegidos.
Según datos de la Comisión Europea, las ventas de juguetes conectados alcanzaron los 2,600 millones de euros en 2015 y se espera que superen los 10,000 millones de euros en 2020.
Estos juguetes pueden adoptar diversas formas, desde relojes inteligentes hasta ositos de peluche con reconocimiento de voz que pueden mantener (y grabar) conversaciones con los más pequeños de la casa. La característica común de todos estos juguetes/dispositivo es que necesitan una conexión a Internet y, por lo tanto, forman parte del Internet de las Cosas, esa red de dispositivos conectados (neveras, lámparas, alarmas…) que están cobrando cada vez más protagonismo en nuestras vidas.
A pesar de que esta aplicación de la tecnología a los juguetes puede tener aspectos beneficiosos, también hace surgir una creciente preocupación por la protección de la privacidad de los niños y por el peligro de que sus datos acaben siendo utilizados con fines comerciales sin consentimiento.
Los datos que el juguete recoge, tales como sonidos, imágenes o localización son datos personales y por lo tanto están protegidos por la ley. Sin embargo, la información sobre cómo se usan estos datos y dónde se almacenan está en muchos casos enterrada en textos interminables que, en la mayor parte de los casos, nadie lee.
Datos especialmente protegidos
Las empresas que comercialicen este tipo de juguetes deben tener en cuenta que la utilización fraudulenta de los datos relativos a menores sería especialmente grave bajo el Reglamento General de Protección de Datos, cuya aplicación es inminente.
El texto del nuevo marco legal de ámbito europeo especifica que “los niños merecen una protección específica de sus datos personales, ya que pueden ser menos conscientes de los riesgos, consecuencias, garantías y derechos concernientes al tratamiento de datos personales. Dicha protección específica debe aplicarse en particular, a la utilización de datos personales de niños con fines de mercadotecnia o elaboración de perfiles de personalidad o de usuario, y a la obtención de datos personales relativos a niños cuando se utilicen servicios ofrecidos directamente a un niño”.
Directrices de la Agencia de Protección de Datos
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) emitió un comunicado en 2016 sobre precauciones a tomar a la hora de adquirir y utilizar dispositivos conectados.
“Comprueba en primer lugar si pueden captar la voz o la imagen de los menores, entre otros datos, mientras juegan con ellos y dónde se almacenan”, dice la AEPD en el comunicado cuando trata el tema de los juguetes conectados. “Revisa la política de privacidad para consultar qué permisos estás concediendo y a quién sobre esos datos. Si te piden que registres el juguete online para obtener funciones adicionales, averigua cual será el destino de la información personal facilitada y para qué se utilizará.”
Mar España, directora de la AEPD, expresó así su preocupación por la mala utilización de estos juguetes: «Se está metiendo un dispositivo en el hogar y además manejado por un colectivo tan sensible como es el de los menores. Pueden estar grabando la voz y lo que está ocurriendo en la habitación del menor».
Primeros casos de sanciones por el Internet de los Juguetes
Precisamente esta misma semana, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (Federal Trade Comission) ha anunciado un acuerdo de conciliación con la empresa juguetera VTech por la que esta se compromete a pagar 650,000 dólares por la recogida y utilización de datos personales de niños mediante una app llamada Kid Connect.
Esta app recogió los datos de cientos de miles de menores sin que la empresa obtuviese previamente ningún tipo de consentimiento.
“A medida que los juguetes conectados se vuelven más populares, es más y más importante que las compañías informen a los padres sobre cómo se recogen y se usan los datos de sus hijos,” expresó la Comisión Federal a través de una comunicación oficial.