Llega la Navidad y con ella llegan multitud de fiestas y cenas de empresa y amigos en las que se van a generar no solo grandes recuerdos sino también muchas fotos y vídeos que, en muchas ocasiones, acaban en grupos de WhatsApp, en Instagram, en TikTok y en muchas otras redes sociales.

Hasta ahí todo está bien. Nada mejor que compartir los buenos momentos con los más allegados. Pero… ¿qué ocurre si esas imágenes son compartidas con terceras personas? Y, además ¿estamos seguros de que todas las personas que aparecen en ellas están de acuerdo en que se compartan?

No es nada fácil controlar ninguna de las dos variables que hemos expuesto, pero lo que sí está claro es que existen maneras de abordar estas situaciones.

Para empezar, podemos empezar por la más sencilla de las medidas que será procurar no retratar inadvertidamente a personas que puedan sentir que estamos invadiendo su intimidad. Para ello, antes de compartir, podemos revisar las fotos para asegurarnos de que no estamos dejando a nadie en evidencia. También podemos configurar nuestras cuentas para asegurarnos de que las fotos sólo son visibles durante un periodo limitado de tiempo y que solo las personas que autoricemos podrán verlas.

En segundo lugar, en caso de que descubramos que alguien ha colgado una foto nuestra en una red social, existen procedimientos para solicitar su retirada haciendo uso del derecho de cancelación. Todas las grandes plataformas sociales tienen sus enlaces para realizar esta solicitud (Facebook, Instagram, TikTok, Twitter, Google).

Las redes sociales deberían atender estas peticiones en un plazo de 10 días y, en caso de que no lo hagan, queda siempre el recurso de realizar una reclamación a la Agencia Española de Protección de Datos.

La propia imagen y el propio honor son derechos reconocidos por la ley de protección de datos y por la propia Constitución por lo que no debemos dudar a la hora de hacerlos valer. La mejor protección ante situaciones en las que podemos poner en riesgo tanto a nosotros como a terceros siempre será la prudencia.