Esta semana varios medios, entre ellos El Mundo y Telemadrid, anunciaban la salida al mercado de una aplicación para móvil llamada Telefarmacia App. Este nuevo servicio permitiría que las personas que desean comprar medicamentos con o sin receta puedan hacerlo sin moverse de casa. Para ello harían el pedido a la farmacia a través de la app, mandarían una foto de la tarjeta sanitaria y la receta y contratarían a un repartidor para que fuera a buscar las medicinas para llevárselas a casa.

Pues bien, este servicio es ilegal. Así lo ha recordado la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) que no ha tenido que bucear mucho en la legislación para hallar el fundamento de su postura: el RD 870/2013 estipula claramente que “la venta a distancia de medicamentos por procedimientos telemáticos sólo puede realizarse a través de los sitios web de oficinas de farmacia”.

El negocio del reparto a domicilio se quiere meter en las farmacias

El negocio del reparto a domicilio ha experimentado un crecimiento espectacular de la mano de los teléfonos inteligentes y la geolocalización. Hoy en día podemos pedir a domicilio casi cualquier producto que se nos pase por la cabeza y solo era cuestión de tiempo que estas empresas pusiesen sus ojos en los medicamentos. Sin embargo, un medicamento no es un producto cualquiera y, por lo tanto, está sujeto a una legislación específica dirigida a proporcionar un alto nivel de seguridad al paciente. En España, solo una farmacia puede vender medicamentos, un requisito que cierra la puerta a todas estas empresas intermediarias.

Pero a pesar de que la legislación es clara, las empresas de entrega a domicilio siguen intentándolo. De hecho, Telefarmacia App no es la primera empresa que intenta meterse en el negocio de la compra y entrega a domicilio de medicamentos por encargo. Uno de los grandes nombres del sector, Glovo, ya incluye los medicamentos en su oferta de productos, si bien solo sin receta. A través de esta popular app podemos pedir que con nuestra hamburguesa nos sirvan una caja de Paracetamol, por ejemplo.

Por supuesto, la compra por encargo de medicamentos es ilegal, aunque sean sin receta. Más allá de los aspectos legales cabe citar razones de sentido común como las nulas garantías de seguridad en el transporte que ofrece un servicio como Glovo, o también el hecho de que se abre una peligrosa puerta a los medicamentos falsificados o, y esto es muy grave, la completa eliminación de la relación entre farmacéutico y paciente.

La empresa Glovo no se da por vencida y, según informan distintas oficinas de farmacia, sigue ofreciendo los medicamentos como parte de su catálogo de productos. El caso está en los tribunales.

¿Y la protección de datos?

Por supuesto, la protección de datos es otro de los grandes agujeros negros de este tipo de servicio de intermediación en la compra de medicamentos. Recordemos que, según el Reglamento General de Protección de Datos, los datos sanitarios son datos sensibles que requieren de una protección especial.

Al añadir la intermediación de un repartidor en la dispensación de medicamentos, estamos compartiendo datos sanitarios muy sensibles con este trabajador. El repartidor sabrá el nombre y domicilio del paciente y también puede saber las patologías que sufre a partir de su medicación.