¿Qué es lo que más te molesta de navegar por Internet? Seguro que el banner de las cookies es una de las primeras cosas que te viene a la cabeza. Por eso el anuncio de Chrome de que las cookies de terceros serán eliminadas en un plazo de dos años es una muy buena noticia. Porque esta decisión podría desencadenar la desaparición del banner de cookies.

Firefox y Safari ya se han puesto las pilas y desde 2019 bloquean las cookies de terceros. El problema es que el navegador más popular del mundo, Chrome (70% de cuota de mercado), no se decidía a dar el paso. Hasta ahora. El anuncio de Google de que las cookies de terceros serán bloqueadas por defecto en su navegador supondrá una redefinición total del panorama publicitario en Internet y podría abrir la puerta a la desaparición, o al menos simplificación, del muy odiado banner de cookies.

¿Por qué Chrome no ha bloqueado todavía las cookies de terceros? La resistencia de Google a eliminar las cookies de terceros es comprensible ya que su modelo de negocio es la publicidad. Bloquear las cookies es para ellos tirar piedras contra su propio tejado y, por lo tanto, se han resistido todo lo que han podido para bloquearlas. Pero finalmente han cedido y la razón es que la protección de datos y la privacidad cada vez tienen una importancia mayor para los usuarios. Habrá que ver ahora qué alternativas se darán a los anunciantes y cómo se gestionará la publicidad por Internet cuando las cookies dejen de ser efectivas.

Pero ¿qué son las cookies de terceros? Las cookies de terceros son unos archivos de código que las páginas web instalan en nuestros navegadores cuando las visitamos y que, normalmente, sirven para gestionar la publicidad. Se denominan de terceros porque no las instala la propia web sino una tercera parte que puede ser una plataforma publicitaria o un servicio de rastreo de comportamiento. El problema es que su funcionamiento es muy opaco y que se sitúan al límite de la legalidad en materia de protección de datos.

Las malas prácticas de las cookies de terceros llevaron a las autoridades europeas a inventarse el banner de cookies, una solución que no gusta a nadie. Molesta tanto a las webs como a sus usuarios porque crea una barrera de entrada que empeora la experiencia de navegación.

En este blog hemos defendido en muchas ocasiones la idea de que la solución al problema de las cookies tenía que venir de la mano de los navegadores. Estos programas son la puerta de entrada al World Wide Web y pueden, si se lo proponen, poner coto al descontrol de las cookies maliciosas bloqueándolas por defecto.