El 5G se ha vuelto un término de moda cuya fama está más que justificada por el enorme impacto que tendrá en las comunicaciones móviles. Mientras que el cambio del 2G al 3G y del 3G al 4G fue sustancial pero relativamente modesto en la capacidad de transmisión de datos, el paso al 4G al 5G supondrá que las velocidades se pasen de medirse en megas a medirse en gigas por segundo abriendo un mundo nuevo de posibilidades para la tecnología.

El 5G favorecerá que, en los próximos años, el ritmo de la innovación se acelere permitiendo que se hagan realidad tecnologías que hasta ahora no pasaban del terreno de la experimentación: flotas de coches y camiones autónomos, realidad virtual, realidad aumentada, inteligencia artificial y un mundo nuevo de dispositivos conectados (Internet de las Cosas) que serán capaces de compartir cantidades ingentes de datos.

El 5G proporcionará conexiones de datos colosales, mejor calidad en el servicio y un tiempo de latencia muy reducido. El resultado de esta combinación es que cada vez dependeremos más de nuestros dispositivos conectados para nuestras actividades cotidianas.

¿Podría traernos problemas este incremento en la transmisión de datos del 5g?

El desafío a la privacidad del 5G

El principal problema de seguridad del 5G es que posibilitará nuevas tecnologías que generarán una enorme cantidad de datos, muchos de ellos de carácter personal. El volumen de datos que viajen a través de las redes se incrementará de manera dramática.

Un ejemplo serían los dispositivos de monitorización de la salud que podrían enviar datos en tiempo real sobre nuestras constantes vitales para ser procesados y mantenernos así en continua observación. Si bien una tecnología así es ya posible, la cantidad de datos que se generan y que se tienen que enviar en tiempo real suponen un problema con las actuales redes. No será así con el 5G.

El 5G también precipitará que el Internet de las Cosas pase por fin a ser una realidad cotidiana ya que los dispositivos podrán comunicarse entre sí sin limitaciones.

Todos estos nuevos dispositivos conectados y nuevas tecnologías y servicios que surjan a raíz de la implantación del 5G generarán cantidades ingentes de datos cuya protección se hará más difícil.

Las principales amenazas del 5G en materia de seguridad

Según un estudio conjunto del ETH de Zurich, la Universidad de Lorraine y la Universidad de Dundee los usuarios de 5G podrían hacer frente a una serie de nuevas amenazas para las que dan las siguientes razones:

  • Es una tecnología inmadura e insuficientemente testada.
  • Permite el acceso y transmisión a cantidades ingentes de datos lo que hace que las posibilidades de ataque se incrementen.
  • Dependeremos de la red 5G para procesos críticos más de lo que actualmente dependemos de la red 4G.

En definitiva, los autores apuntan a que el riesgo está en la gran cantidad de interrogantes que la nueva tecnología y sus capacidades plantean.

Los investigadores analizaron los protocolos de autentificación que usa la red 5G y encontraron al menos dos vulnerabilidades graves.

Las dudas que todavía genera el 5G y el enorme potencial que tiene para reescribir el futuro de la tecnología es la razón por la cual algunos gobiernos están actuando con mucha cautela. Estados Unidos, en el caso más relevante, ha vetado los equipos de la empresa china Huawei, puntera en el desarrollo del 5G, por temor a que puedan servir para el espionaje de una potencia extranjera. Aunque no parece haber evidencia de que esto sea así, la medida da una idea de la enorme importancia estratégica que se le está dando al 5G.

Mientras la red 5G comienza a desplegarse y a hacerse realidad, los consumidores y usuarios de tecnología podemos hacer lo que siempre tenemos que hacer: usar nuestros dispositivos con precaución, implementar medidas de seguridad como la autentificación de dos pasos y comprobar muy bien a quién le estamos dando acceso a nuestros datos y para qué.